domingo, 18 de marzo de 2012

¡Coinnn! Una mirada a lo lejos

La bodeguilla
 Coinnn!

Demasiado tarde, para cuando lo habías oído, ya, algunos pelillos del cogote, salían arrancados por el tirón propinado por Satur, “El bodeguero”, a pesar de saberlo y que pasábamos por delante de La bodeguilla con precaución, no siempre nos acordábamos y cuando menos lo esperabas…¡Ayyy! aparecía y nos obsequiaba con el “cariñoso” saludo, con exclamación incluida ¡Coinn!
A la fuerza teníamos que pasar por ahí, como hoy, camino de la escuela, su territorio también, siempre entre el almacén donde guardaba los toneles de vino, en la sierra y La bodeguilla, justo nuestro lugar de paso y zona juegos.



  “Las casas baratas” con este nombre conocemos aún, a pesar de no usarlo, el bloque de casas de la calle Santa Isabel, donde se encuentra el local, por su trasera siguen yendo, y trasteando, al salir del cole, los mas pequeños, siempre igual, sitio intemporal, no ha pasado de moda, han cambiado los juegos, los gustos, los parques, que antes ni conocíamos, pero esa acera trasera sigue viendo pasar año tras año distintas criaturas que se encuentran de nuevo con sus acompañantes al final de la calle….¿Que se encuentran?....bueno, es un decir, o cuando se ocultan tomando el pelo a los mayores, haciéndoles volver tras sus pasos preguntando por sus hijos, hasta el retrasado encuentro y la consiguiente regañina.


 Recuerdos, delante, en “La campa del gordo” jugábamos al balón, en lo que ahora es la plaza del ayuntamiento, creciendo un poco, de mas mayores, se “ascendía” y se jugaba mas arriba, tras el edificio, mayor campo, mas categoría…. pero el mismo verde en las rodillas del pantalón largo de invierno, ¡Si nos lo ponían!, y que dejaban de hacerlo al llegar manchados….y otra riña mas.


  Algo mas crecidos pudimos acceder a aquel lugar prohibido y oscuro que veíamos al pasar, comenzamos a jugarnos una botella de gaseosa en los partidos de los domingos, sedientos  y sudorosos nos bebíamos con avidez el premio, entre hombres y porrones, rodeados de toneles y, lo que mas me llamaba la atención, la caja redonda de madera que contenía los arenques y que desprendía aquel olor tan característico,  si los probé no repetí nunca, no sería malo encontrarlos ahora, estaría encantado de hacerlo.


La bodeguilla, uno de los establecimientos más antiguos de Zaldibar, un trozo de historia, viva, ahora llevado por Jose, agradable y atento profesional del bocadillo y la  tortilla, las raciones de embutido y la sartén, poco tiene que ver por dentro, renovado y limpio, con lo que yo recuerdo. En la actualidad, no podrán repetir los chavales lo de la gaseosa tras el partido con la poca paga de domingo, el fin de semana, permanece cerrado desde el sábado a mediodía, pero….hay otras cosas que hacer.

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